La investigación que validó las fotos del horror sirio | EL PAÍS

Fundamental artículo acerca de cómo se contrasta la veracidad fotográfica

«Susan Black es una reputada forense y antropóloga escocesa. Hace doce días recibió una llamada de teléfono. Era el despacho de abogados londinense Carter-Ruck y tenía una propuesta de trabajo para ella. Debía viajar a un tercer país, donde examinaría miles de fotografías de cadáveres y decidiría si aquellas fotos eran veraces. Luego conocería a César, el informante que había aportado las fotos y trataría de averiguar si la información que mostraban las imágenes casaba con la versión del garganta profunda. Tres veteranos juristas internacionales y otros forenses la acompañarían en la misión, le explicaron.

… La otra pata del equipo de investigación la componían los forenses. Black y su colega Stuart Hamilton. Un especialista en fotografía forense digital les asesoró en la distancia. Recibieron 24.000 fotografías y seleccionaron al azar 5.000. Durante dos días, se dedicaron a estudiar las fotos sin tener acceso al informante para que su versión no les influyera. “Aquellas personas no habían muerto en el campo de batalla. No había disparos, ni heridas de granadas, ni impactos de restos de edificios. Era gente a la que habían atado y golpeado sistemáticamente y en algunos casos estrangulado”, estima Hamilton. “Eran fotos de mucha calidad , de la policía. Hubiera sido prácticamente imposible falsificar esas heridas”, añade Black, que ha trabajado como forense en los Balcanes, Sierra Leona y en el tsunami en Indonesia».

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