Los soldados anónimos del fotoperiodismo toman Perpiñán

El cambio se materializó durante el verano de 2005. Cuatro bombas estallaron en los transportes públicos de Londres, cobrándose 56 muertos y 700 heridos. Tres de ellas lo hicieron dentro del metro londinense, de imposible acceso para los medios que deseaban dar cuenta de este trágico acontecimiento. Fue entonces cuando la BBC tuvo una idea innovadora: hacer un llamamiento a ciudadanos anónimos que hubieran presenciado los hechos y fueran susceptibles de sustituir a los periodistas por un día. “Queremos que seáis nuestros ojos”, rezaba el reclamo con el que la cadena solicitó testimonios. En pocas horas, más de mil personas mandaron sus fotos, tomadas con móviles y cámaras digitales. A la mañana siguiente, algunas de esas imágenes terminaron, por primera vez en su historia, en la portada de The New York Times y The Washington Post.Sin saberlo, esos ciudadanos actuaron como enviados especiales a ese oscuro túnel de evacuación. Algo iba a cambiar para siempre en el fotoperiodismo. O, por lo menos, eso se proclamó entonces. Una situación que el 26º festival Visa pour l’Image, en Perpiñán, analiza estos días.

Imagen del tsunami en Tailandia en 2004, tomada por un aficionado.

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